¡Que ricas las torrijas! Este postre casero está ligado a estas fechas de Semana Santa. Su elaboración es muy sencilla. Se pueden comer calientes o frías, como postre o como desayuno.
Se desconoce cuál es el momento exacto en el que las torrijas comienzan su andadura, aunque ya están documentadas en la Edad Media (siglo XV), citadas por Juan de la Encina y, a partir de aquí, la receta se propaga con rapidez. Su cuna la encontramos en los conventos españoles y era el remedio perfecto para aprovechar el pan sobrante. Poco tiempo después, se comenzaron a preparar en las casas.
INGREDIENTES:
Barra de pan del día anterior
Leche
Canela en rama
Cáscara de limón
Huevos
Azúcar
Aceite de oliva
ELABORACIÓN:
Se cortan las rebanadas de pan del grosor de un dedo, aproximadamente. Se pone la leche al fuego con la cáscara de limón (sin lo blanco), una ramita de canela y cuatro cucharadas soperas de azúcar, hasta que hierva. Una vez que ha hervido, se retira la leche del fuego y se deja enfriar. Una vez enfriada, se retira la cáscara del limón y la rama de canela.
Se sumergen las rebanadas de pan en la leche, se baten de dos a tres huevos y en una sartén, se echa abundante aceite de oliva. Mientras el aceite se calienta, se van sacando las rebanadas de pan de la leche y se van pasando (rebozando) en el huevo. Una vez rebozadas, y con el aceite caliente, se van echando en la sartén para freírlas. El punto exacto para retirarlas es cuando están doradas por ambos lados.
Se van sacando de la sartén y se ponen sobre papel de cocina, para que absorba el exceso de aceite. Una vez retiradas, se espolvorean con azúcar y un poco de canela molida.
Existen muchas formas de preparación ( con un poquito de licor en la leche, echándole miel en vez de azúcar…), todo dependerá del gusto de cada uno. Venga, animaros y haced unas ricas torrijas.
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