Quién no recuerda las típicas imágenes ilustradas japonesas. Katsushika Hokusai, comúnmente conocido solamente por Hokusai, es el maestro del arte pictórico japonés del siglo XIX. Sus pinturas, infinitamente reproducidas, nos hablan del Japón, entre el inicio de la industrialización, y el Japón más tradicional. Grandes maestros del impresionismo, entre ellos Vincent Van Gogh, Claude Monet, Edgar Degas, y Henri de Toulouse-Lautrec, guardaban obras de Hokusai, y es muy probable que les sirviesen de inspiración artística en algunas de sus obras.
BIOGRAFÍA
Nació el 12 de octubre de 1760, con el nombre de Tokitaro, en el distrito de Honjō, al este de Edo. No se sabe quienes fueron sus padres. Fue adoptado, desde muy temprana edad, por un prestigioso artesano de Edo, familiarmente conocido con el nombre de Nakajima Ise, —fabricante de espejos para la corte del shōgun, con el que trabajó como aprendiz y del que posteriormente fue su legitimo heredero, hecho que hace pensar que, posiblemente, sea cierta la historia que explica que Hokusai era verdaderamente hijo de Nakajima, nacido de una concubina.
La obra de Hokusai en este período cubre toda la gama del arte ukiyo-e: tarjetas, surimono, libros ilustrados, ilustraciones de antologías de poemas, libros eróticos, pinturas a mano o libros de bocetos. Dentro de los temas tratados por Hokusai, en escasas ocasiones compitió con Utamaro, el mejor grabador de voluptuosas imágenes femeninas. Pese a esta limitación consciente, Hokusai trató de abarcar una amplia gama de temas, especialmente puso énfasis en la representación de paisajes y escenas históricas, en las que la figura humana desempeña un papel secundario. Alrededor del final de la centuria introdujo en su estilo la técnica de la perspectiva y el colorido occidental. Publicó una serie de retratos femeninos titulados Canciones de Itako.
A partir del siglo XIX Hokusai comenzó la ilustración del yomihon, un tipo de novelas históricas de alto nivel intelectual. Bajo su influencia, su estilo empezó a sufrir cambios importantes y claramente visibles entre 1806 y 1807. Su figura y su trabajo cada vez tenían un reconocimiento mayor, aunque perdió en delicadeza y tendió a prestar mayor atención a los temas clásicos tradicionales, especialmente la representación de samuráis, guerreros o temas chinos, y en este periodo empezó a alejarse del mundo de ukiyo-e.
En torno al año 1812 el hijo mayor de Hokusai murió. Esta tragedia no fue sólo un duro golpe emocional sino también económico, porque, como heredero de la acomodada familia Nakajima, su hijo suponía el medio de obtener una importante renta, de manera que Hokusai no tenía que preocuparse por la irregularidad con que llegaban los cobros por la venta de sus pinturas, diseños e ilustraciones.
Fuese por razones económicas o por otra cuestión desconocida, a partir de este momento la atención de Hosaki se centró en la ilustración de libros y particularmente en los libros que eran copias de grabados diseñados para artistas aficionados, como Lecciones rápidas al dibujo simplificado. Esta iniciativa sirvió para atraer más alumnos a su taller.
Junto a la fama de sus detalladas impresiones e ilustraciones, Hokusai cosechó también gran éxito en las exposiciones públicas de su pintura; hizo, por ejemplo, una enorme pintura de unos 200 m2 con figuras mitológicas para un multitudinario festival. Incluso una vez fue convocado para mostrar sus habilidades artísticas ante el shogun, teóricamente un ayudante del emperador que en la práctica era el gobernador del Japón.
En el verano de 1828 la segunda esposa de Hokusai falleció. El maestro tenía entonces 68 años, se encontraba afligido, con una parálisis intermitente en el brazo izquierdo, solo y con un nieto conflictivo, que había demostrado ser un delincuente incorregible. Ante esta situación su hija favorita y alumna, O-ei, rompió su matrimonio con un artista menor y volvió a la casa del padre donde permaneció el resto de su vida.
Visualizar vídeo con sus obras, acompañado de música tradicional japonesa